Las empresas están comenzando a apreciar cada vez más la actitud al seleccionar empleados, es uno de los principales motivos para que te digan «trabaja con nosotros«. Este es un elemento esencial para sacar adelante la empresa, y los reclutadores lo tienen en cuenta. Por esta razón, la actitud está siendo uno de los factores más determinantes actualmente en cualquier agencia de empleo. La actitud es la manera en la que se enfrentan a los problemas y dificultades. Es sinónimo de superación, de deseo de aprender, de sentirse útil en lo que hacemos. Es iniciativa y motivación.
Importancia de la actitud en el trabajo.
Federico Gan, en su libro «101 habilidades emocionales para vivir y trabajar mejor» , nos cuenta que, desafortunadamente, desde la infancia hasta la edad adulta, hasta la adolescencia y la juventud, sin mucha conciencia, hemos ido modelando nuestra actitud. No obstante, estamos mucho más preocupados por nuestras capacidades, habilidades, competencias, pensando que serán decisivas, pero a corto plazo las actitudes serán fundamentales en nuestras relaciones con los demás. El control de las propias actitudes, el desarrollo de actitudes positivas y la mejora de las actitudes negativas deben ser objeto de atención, el autor continúa diciendo que elegir a las personas basándose únicamente en su capacidad o mérito no garantiza el éxito de un proceso de selección.
Carlos Recarte es socio gerente de Recarte & Fontenla y explica que esta actitud es un «componente esencial del trabajo». De hecho, esto es lo que marca la diferencia en términos de rendimiento. «La actitud del líder es un eje clave para que la empresa logre un buen puerto».
Un líder empresarial debería poder inspirar a su equipo, estimular la generación de ideas innovadoras, tomar decisiones valientes y resolver conflictos. Todo esto no se hace sin una actitud positiva y proactiva y una gran motivación «, agrega Recarte.
Recarte considera que incluso siendo la actitud intrínseca a cada individuo, lo acompaña a todas partes, por lo que, según su opinión, su rendimiento en el lugar de trabajo está fuertemente influenciada por el tipo de actitud que tenga tanto el grupo en general, así como el individuo mismo.
En este sentido, agrega que la cabeza dañina, consciente o inconscientemente, tendrá un impacto significativo en el comportamiento y el desempeño en el trabajo. Por lo general, considera que sigue siendo un elemento cada vez más informativo y ofrece mejores garantías de éxito.
Le acompaña un líder inspirador que sabe cómo utilizar a sus empleados y llevarlos al máximo rendimiento. De manera similar, un ambiente con socios comprometidos, motivados y proactivos generalmente será un terreno fértil para cada individuo, independientemente de la situación de la empresa o del momento económico que se viva, agrega Carlos Recarte.
¿Qué tipo de actitudes existen?
La actitud es como la mirada. Con base en la actitud que usted elige, siente y maneja su vida, explica Paco Muro, CEO de Otto Walter. Citando algunas actitudes de los trabajadores que son muy comunes en las empresas:
El «es que»: todo lo que haces termina con un «es que es muy difícil, es que no sé, es que no me dan la información, es que…, etc.»
El «voy a»: las personas de acción son lo opuesto. Antes de cada desafío, sus ojos, su mente y su corazón se concentran en: «Voy, voy a preguntar eso, voy a aprender eso, etc.»
El «silencio»: nada los altera, nada los quita y, si hay conflicto, ellos se retiran para evitarlo. Capaz de contentarse con lo que sea, hasta los límites equivocados, pero es así como ellos eligieron ser. Fáciles de administrar, raramente motivados, raramente aportan valor. Ellos no son personas para cambiar las cosas, o para promoverlas, pero colaborarán aunque no estén de acuerdo con algo.
El «crítico»: todo es criticado, todos son criticados, excepto ellos mismos. Ellos se vuelven expertos en encontrar la culpa de los demás, no importa cuán pequeña, y la misma habilidad desarrolla una enorme ceguera al ver el bien que los demás hacen.
El «yo»: son egoístas hasta el punto de ver todo a su favor, pero no lo hacen de mala fe, ellos creen que es normal.
Capacitar las actitudes positivas de los empleados es un gran desafío que requiere que las empresas con alma humana se preocupen por la existencia de un buen ambiente de trabajo. «Hay empresas sin alma, ellas no se preocupan por la forma en que viven, y no dudan en ser desleales con el equipo si ganan un euro extra, prefieren beneficiarse a corto plazo y no miran a la calidad humana», concluye.
Hoy en día, las empresas ya no contratan a los más cualificados o excepcionales en su trabajo, sino que también incorporan a aquellos candidatos cuyos valores, ética y estilo de trabajo estén alineados con los de la empresa. «Es decir, las personas son contratadas más por los valores que poseen y no tanto por el entrenamiento o por la experiencia, pues los valores permanecen y dan cohesión a la empresa y la habilidad técnica puede ser adquirida o enseñada», explica Álvaro Ceballos. , Manager en Andalucía y Extremadura de los profesionales de Randstad.
Así, añade Ceballos, «los departamentos de recursos humanos están adaptando sus procesos de selección de personal para este nuevo escenario, como empresas que incorporan un candidato que se alinea con los valores, actitud y cultura de la organización, le ayudarán a crear una empresa feliz ».
El papel del jefe en la actitud de los funcionarios debe ser el de crear una comunicación clara y horizontal que incentive el trabajo colaborativo y sin rivalidades innecesarias, además de intentar elegir personas para cargos de seguridad, concluye Ceballos.
Actitud en los gerentes.
La actitud es un componente esencial en el trabajo. En realidad, eso es lo que hace la diferencia en el rendimiento. Según el headhunter Carlos Recarte, las actitudes que se valoran en los gestores son las siguientes:
1. Flexibilidad para adaptarse a las diferentes circunstancias que implican el trabajo.
2. Capacidad de sobresalir. Permite superar las dificultades aplicando la innovación.
3. Optimismo: implica una actitud positiva que es fundamental cuando se trata de interactuar con los demás. Promueve la cohesión y el clima de trabajo, además de ser contagioso.
4. Iniciativa: la capacidad de la persona para proponer, implementar mejoras o crear nuevos proyectos.
5. Motivación: el deseo de emprender continuamente. Esa ilusión será el canal para dar lo mejor de sí.
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